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La necesidad de supervivencia

Los humanos tenemos dos características que definen nuestra forma de ser y estar en el mundo: uno, somos mamíferos y dos, necesitamos lo colectivo. Estos dos aspectos tienen que ver de forma directa con nuestro instinto de reproducción y de supervivencia.

Cachorros mamíferos muy poco autónomos

El cachorro humano necesita de los cuidados y de los afectos para sobrevivir en el nuevo entorno al que se enfrenta. Es el mamífero más indefenso y el que necesita más cuidado, en la primera etapa de la vida, de todas las especies. Esta indefensión y necesidad de cuidados, está anclada sólidamente en nuestro cerebro reptiliano (parte del cerebro encargado de la supervivencia) que nos lleva a sentir que sin afecto, y sin la ayuda de otros, es más difícil sobrevivir.

La familia

Entre los miembros de la familia se tiene fuertemente integrado que en tiempos o momentos difíciles si están unidos son más fuertes para afrontar las dificultades. La familia además de darle seguridad al individuo, lo empodera para asumir determinados retos que, por su dimensión o dificultad, por sí mismo, le sería difícil de sobrellevar.

Lo colectivo

El sentimiento de colectividad va creciendo conforme el individuo va relacionándose con el exterior y se da cuenta que pertenece a otros colectivos más allá de la familia. Pertenecer significa seguridad; “no pertenecer” significa rechazo, peligro e indefensión. A fin de cuentas “no pertenecer” le pone en una situación de riesgo de supervivencia en especial en situaciones difíciles. Pertenecer a un grupo de amigos, a una cofradía de semana santa, a un grupo de pensamiento, a un partido político, a la comunidad de vecinos, a un grupo de montañismo o a una asociación de ajedrez, da significado al individuo y le permite avanzar en las dificultades de la vida.

Crisis del coronavirus y grupo

La crisis del coronavirus nos ha hecho ser especialmente conscientes de la importancia de la colectividad. En este caso nos ha mostrado la importancia de estar con otros a la hora de encarar esta desconocida y difícil situación de confinamiento. Durante estos días, una parte de la población ha podido compartir miedos y esperanzas con sus familiares y así solucionar entre todos las inquietudes derivadas del momento. También hay muchas personas que están sobrellevando esta situación en soledad, ya sea porque ésta ya formaba parte de sus vidas o porque circunstancialmente no han podido reunirse con los suyos. En este caso la dificultad es mucho mayor por no poder compartir los avatares de la crisis con otras personas y eso, más allá de las capacidades y de los recursos de cada uno, es seguro que los ha situado en una mayor dificultad que al resto.

Emergencia de lo colectivo

En esta situación, tanto los que comparten el confinamiento con otros como los que lo llevan en soledad, se han dado cuenta de la importancia de lo “colectivo” en todo el proceso. Los colectivos de médicos, de sanitarios, de policías, de voluntarios, de militares o de vecinos, se han visibilizado en los lugares en los que hasta hace unos días pasaban desapercibidos. Hemos asistido a la puesta en escena de grupos musicales que dan conciertos grupales, bailarines que comparten una pieza con otros compañeros desde sus casas, clases de gimnasia en grupo guiadas a través de videoconferencias y otras muchas iniciativas que han inundado las redes para transmitirnos la importancia de la pertenencia y la fuerza de lo colectivo. Salir a aplaudir al balcón nos inunda de sentimiento colectivo y nos transmite la idea de que entre todos es más fácil combatir a este virus.

Marcas con valores y lo colectivo

La importancia de las marcas que han sabido reaccionar con fuerza para aportar su grano de arena a esta situación, también han contribuido a reforzar la sensación de seguridad de muchos de nosotros. Marcas que han sabido ponerse al lado de sus usuarios para ayudar, dejando lo comercial a un segundo plano. Marcas que han pasado del “storytelling” al “storydoing”. Hemos visto cómo estas empresas han traído material sanitario de otros países; han puesto a disposición de las autoridades su capacidad logística; han priorizado sus envíos de comida a las personas más vulnerables; han puesto a disposición de la sociedad su capacidad productiva en forma de fabricación de respiradores o de batas para los sanitarios, etc. Las marcas con valores han respondido a la llamada y han entendido que, más allá de aspectos pecuniarios, tienen una obligación de devolver a la sociedad parte de lo que la sociedad les ha dado. Es en los momentos difíciles donde las marcas con mayúscula saben estar en el lugar en donde más se les necesita que es al lado de la sociedad.