
Los mercados municipales o mercadillos temporales se componen de numerosos puestos, normalmente ubicados por categorías, que están diseñados de forma más o menos estructurada y que, debido a su propia naturaleza un poco anárquica, pueden transmitir al visitante una sensación de dificultad a la hora de establecer sus itinerarios de visita. Esta situación de partida obliga a que el programa de señalética sea lo más intuitivo posible y que sea muy visible en un entorno saturado de gente. Para ello, tanto la gráfica diseñada como los tipos de soportes han de ser legibles, localizables y entendibles en cualquier momento y lugar del espacio. Los mercados suelen ser espacios con mucha afluencia en horas punta, por lo que es muy importante evitar la sensación de claustrofobia en el usuario mediante un correcto diseño de la información y un programa señalética de fácil lectura y comprensión.