
Los parques de atracciones y demás centros de ocio son espacios que se visitan de forma puntual en determinadas ocasiones. Se trata, por lo general, de espacios poco conocidos por el usuario debido a su escasa frecuencia. A ello debemos añadir que sus usuarios son, a menudo, adultos acompañados de niños y jóvenes que, por tanto, debe asegurarse la seguridad de todo el conjunto espacial; la señalética tiene un papel importante a la hora de favorecerla.
Un usuario de un parque de atracciones tiene la clara determinación de sacarle el máximo partido a la visita: ha pagado un precio relativamente alto y tiene previsto hacer el máximo de actividades en las horas que destina a pasar en dicho lugar. La presencia de la marca se extiende por todo el parque no sólo con su marca principal sino con las submarcas derivadas de la arquitectura de marca. Se hace necesario un programa de señalética que sea capaz de orientar e informar a los usuarios de forma ágil, universal y efectiva, disminuyendo la incertidumbre y la inseguridad que genera un espacio desconocido. Por otro lado, tanto las diversas representaciones de la marca como la señalética debe contribuir, de forma directa, a la creación de una experiencia de visita memorable que acompañe a la propia actividad lúdica.